La paciencia, un proceso de aprendizaje

Dicen que la paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia la debilidad del fuerte; que es una cualidad, pero preferimos pensar, además, que es una virtud, esa que te enseña a saber esperar, que te hace aguardar hasta que llegue el momento adecuado para que las cosas ocurran.

Osho decía, muy acertadamente, que para ser paciente es necesario interiorizar ciclos de espera que permiten que todo transcurra sin arrepentimientos de ningún tipo. Así como todos los seres de la naturaleza esperan el momento adecuado para dar continuidad a la especie, la especie humana debe ser capaces de mantener sus objetivos y tener predisposición para afrontar posible cambios sin perturbación alguna.

Dichas perturbaciones, fruto de la impaciencia, están relacionadas con la frustración, con la irritación, con la ira. Normalmente surgen cuando tenemos las ideas claras y nos genera malestar cualquier propuesta impuestas. La impaciencia va unida a la exigencia y la gente impaciente requiere respuestas inmediatas, anteponiendo la celeridad de esa respuesta a su calidad. Suelen ser personas orientadas a la acción, muy impulsivas e, incluso, violentas.

La mejor receta para gestionar la impaciencia es no dejarse dominar por ese bucle de nervios y de desesperanza. Como decía Tertuliano, que sea tu paciencia la que canse a la maldad. Deja que todo siga su curso y no fuerces decisiones atropelladas. Sé inteligentemente paciente y te ahorrarás infinidad de conflictos. Porque, aunque la paciencia es amarga, sus frutos siempre son dulce (Rousseau). No permitas, pues, que la impaciencia te impida ver y disfrutar de la belleza. No tengas prisa, no te desesperes. Que no te dominen los impulsos. No malgastes tu energía. A cada persona le llegan las cosas a un ritmo diferente. No compares, no te compares. Todo depende de cómo gestiones tus habilidades, tus emociones, tu mente… Todo depende de mil cosas, pero llegará. Solo necesitas paciencia, silencio y centrarte en que eso suceda.

Es entonces cuando te darás cuenta de que te ha llegado la madurez.

 

 

 

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