Ya casi llegamos a la mitad de Enero y seguro somos muchos los que nos hemos propuesto eliminar hábitos que no nos hacen bien por otros que nos benefician.
¿Cómo va el cambio? ¿Realmente hemos decidido cambiar conscientemente y alejarnos de lo que no nos sienta bien?
A menudo nos planteamos cambios de hábitos tales como -dejar de fumar, llevar una alimentación saludable, hacer deporte, meditar… Son objetivos comunes que todos (o gran parte) nos hemos planteado alguna vez.
¿Pero que es un hábito?
Hábito es cualquier comportamiento aprendido (no es innato, no nacemos con ningún hábito) mediante la repetición, que se realiza de forma habitual y automática sin apenas pensar en ello. Es un elemento básico del aprendizaje humano. Según los científicos los hábitos, sean positivos o nocivos, se crean porque el cerebro siempre busca la forma de ahorrar esfuerzo, intenta modificar cualquier rutina en un hábito para ahorrar tiempo y energía.
Por ello, cambiar de hábitos es un trabajo muy laborioso. Generalmente nos centramos en el cambio de hábitos en acciones (tales como se han descrito anteriormente), pero es tan o más importante cambiar los hábitos del pensamiento. Del pensamiento surge todo. Y los pensamientos que frecuentamos a diario sobre cualquier cuestión se convierten en nuestra forma natural de reflexionar. Es decir, esos pensamientos nos llevan a actuar de una determinada manera, generando un hábito, marcando así nuestros días y por lo tanto nuestra vida. ¡Guau!
Existe un concepto que hizo ¡Click! en mí y os lo presento: neuroplasticidad.
La plasticidad del cerebro, o neuroplasticidad, se refiere a que nuestro cerebro cambia físicamente cuando vivimos una experiencia nueva, que hace que el flujo sanguíneo y las corrientes nerviosas que penetran en el cerebro van dejando huella y alterando su funcionamiento. ¿Y qué quiere decir esto? Significa que podemos cambiar nuestros patrones mentales, podemos transformarnos y cambiar nuestros pensamientos, generando así hábitos de pensamiento más beneficiosos para nosotros mismos y para nuestra vida.
Siempre hablamos de cambiar de hábitos como si lo único relevante que existiera es hacia donde dirigimos nuestras acciones, y se nos olvida que el pensamiento es anterior a la acción; y si por ende cambiamos nuestros pensamientos podremos cambiar nuestras acciones.
¡Hablemos de cambiar hábitos de pensamiento!
¿Nos planteamos realmente como pensamos? ¿Qué hábitos hay en mí? ¿Qué calidad tienen mis pensamientos? ¿Me empujan hacia donde quiero o me retienen donde no puedo crecer?
Somos libres de pensar como queremos pensar, con un constante y gran trabajo y una voluntad de hierro, podemos establecer nuevos caminos neuronales que nos conduzcan a manifestar unos buenos hábitos en nuestra vida. ¡Tenemos la facultad de renovarnos a nosotros mismos!
Los seres humanos nos transformamos a cada paso, y sería muy interesante transformar nuestros hábitos en post de otros que nos generen mayor bienestar.
Todo comienza en nosotros mismos. Conozcámonos, descubrámonos y creemos de nosotros nuestro mayor proyecto.
Paula Hidalgo. ÉTHICA Consultores.