Agradecer es de sabios.

Últimamente se habla mucho del poder del agradecimiento. Parece que se está generando un entorno favorable para esta práctica además de estar viviendo en una nueva era: una mucho más creativa, espiritual y consciente. Pero es fácil también perdernos en esto, en las palabras, en la moda, en lo superficial.

Sentirnos agradecidos realmente puede ser un estado muy placentero en el que vivir. En el que quedarnos. Pero todos sabemos que estar todo el día apreciando y sonriéndole a la vida no es muy realista. Las personas nos enfadamos, nos frustramos, necesitamos estar apáticas a veces, y todo esto es normal. ¡Estamos vivos! Pasamos por multitud de estados en el mismo día. Y aquí entra en juego el AGRADECER.

AGRADECERTE a ti, por parar, respirar y apreciar lo que sea que te haga sentir agradecido. Puede ser ver el cielo limpio, respirar aire fresco, volver a ver a un buen amigo, un abrazo a tu madre, el desayuno que con tanto amor te han preparado, escuchar en la radio una canción que te encanta, que te hayan sonreído en el supermercado…

AGRADECER estar viv@. Estar aquí, ahora, viviendo las circunstancias que se han generado en tu vida para tu evolución. Porque sí, amigos, aunque a veces el caos se adueñe de nuestros días, es nuestro mundo poniéndose en orden. Para generar un nuevo orden, alineado con quién somos ahora.

Por eso, no importa como de feo consideres que haya sido tu día, seguro puedes encontrar algo en él que poder llevarte contigo. Algo que te haya hecho sonreír por dentro.

Muchas veces nos perdemos en el hacer y el ser está ahí deseando de vivirnos. Anhelando que le demos espacio, a nuestro mundo interno, a nosotros mismos.

Cambiar el enfoque, es a menudo un buen comienzo para ver la belleza que nos rodea. Porque lo hermoso está en la mirada, que sabe ver y no solo mirar.

Agradecerte a ti mismo, estés viviendo lo que sea que te haya tocado vivir, que estás haciéndolo lo mejor que sabes con las herramientas que tienes. 

Y agradecer siempre siempre a los que caminan a nuestro lado, pues no es tan importante a dónde vamos, sino con que intención y con cuánto amor estamos yendo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *