“Todos los hombres, hermano Galión, quieren vivir felices, pero al ir a descubrir lo que hace feliz la vida, van a tientas…”
Séneca, Sobre la felicidad
Si hay algo que te hace sentirte tremendamente humano, que despierta tu ‘yo’ más íntimo, que te despoja de toda frialdad y desafecto son las emociones. Cuando afloran, invaden tu espacio, tu mente, tu corazón y tu alma. Te mueven y te remueven hasta tal punto que, a veces, decides mejor cuando estás influenciado por ellas. Y es que, por mucho que nos empeñemos, el ser humano es cada día más emocional que racional.
Precisamente, uno de esos estados emocionales que más ambiciona el ser humano es la felicidad. Algunos autores, como Séneca, ya escribieron hace miles de años sobre ella: sobre su naturaleza y sus componentes, sobre las paradojas que encierra, sobre su relación con el placer… Hoy en día, se siguen buscando las claves que nos permitan ser felices, porque vivimos en una búsqueda continua por la conquista de esa anhelada felicidad.
Pero, ¿qué es es ser feliz? ¿Qué es lo que nos permite alcanzar ese estado? ¿Dónde debemos buscar? Tendemos a buscar la felicidad en lo material, en estímulos externos, sin ser conscientes del riesgo que eso conlleva. No son la suerte ni el destino los que la condicionan. Si así fuera, sería un felicidad situacional o contextual, que terminaría disipándose con el paso del tiempo. Las claves para ser feliz son, sin duda, saber vivir el momento presente, gestionar las emociones sobrevenidas y cuidar de que las relaciones humanas sean cada día más humanas. Ahí radica la felicidad global, enasumir que todo depende de ti, alcanzarla también.
Hay miles de recetas y de recomendaciones, pero es la calidad de todo lo que nos rodea lo que nos permite alcanzar ese estado. No busques la perfección de la felicidad, su plenitud, en los medios materiales o en los deseos que ellos te inspiran. Esa felicidad plena está en ti. Depende de ti. Deja que golpee tu corazón. Vive sin ataduras y, estés donde estés, aprende a llevar contigo la felicidad.
