La historia de una vida se escribe cuando la propia vida, con el paso de los años, adquiere solidez, estabilidad, raigambre. Se suele escribir en la senectud, cuando ya pintan canas, cuando el cansancio pesa sobre las espaldas. Se escribe cuando se quiere dejar constancia de todo aquello que a lo largo de los años ha dejado huella, que ha marcado, que no se quiere olvidar.
Pero la historia comienza a escribirse el primer día en el que ve la luz. Hay vidas que, no por cortas, resultan excepcionales, relevantes y extraordinarias. Así de excepcional, relevante y extraordinaria es nuestra historia, la historia de Éthica. Y como protagonistas de la misma, todos aquellos que en estos años nos han ayudado a construirla, a dar vida a cada página en blanco y a colorear cada uno de nuestros días.
En esta ocasión, no queremos destacar ni fechas ni lugares, pero sí las ideas que nos han llevado hasta esos lugares. Los proyectos que hemos madurado junto a nuestros clientes. Los valores que nos definen y que abanderan nuestra marca. Esos valores son los que cimientan nuestra identidad, los que nos hacen ser y estar, sobre los que vamos escribiendo nuestros pequeños grandes relatos. Nuestras prioridades son tan sencillas y tan básicas que sin ellas no podríamos seguir avanzando. Pero si hay algo que nos caracteriza y nos define es el firme compromiso de que el equipo en su totalidad siga creciendo como equipo humano. Apostamos por conocernos un poco más cada día, por compartir experiencias, por crear momentos de amor entre nosotros, basados en las emociones y en los sentimientos. Este compromiso es el que nos hace crecer.
Termina el año y con él un capítulo más de esta corta pero intensa vida. Nuestro deseo, que nos ayudéis a seguir escribiendo y construyendo capítulos que continúen dando sentido a nuestra existencia. La historia de nuestra vida continúa…
